ropa, zapatos, anillo.
esqueletos vestidos de especie humana,
palabras inseguras cada dos frases,
puntos para la cartilla del supermercado.
Hacemos guardias nocturnas
sobre lechos estriados,
vigilamos por la misma ventana
si están las calles con nuestros pasos.
Perfeccionamos el silencio,
encendemos luces de Marte,
abrimos cajones donde no encontramos
las razones; los papeles, los cabellos rizados.
Somos
ex trabajadores, ex amantes, exiliados
de los reinos del para siempre,
del condado del por qué,
de la cabeza de partido.
No tenemos casi nada,
algo usado, algo rojo, algo de alguien.
Y nos miramos cuando perdemos
y nos besamos cuando dudamos,
así cuando morimos el uno para el otro,
descansamos.