PODRÍA OCURRIR

Su voz temblaba como si le hubieran dicho que moriría mañana
Su mirada velada no buscaba nada ni a nadie.
Las manos estaban entreabiertas como si hubiera dejado libre a un pájaro.
El pelo había dejado de preocuparle como solía hacerlo tras la ducha.
No sabía si era joven o no.
De repente la ropa se caía como un visillo descolgado.
La ventana ya no dejaba ver los paisajes de antaño.
Las nubes, las estrellas, eran lo que suelen ser para todos.
Los tiempos en que sentía amor por algo no sabe si volverán.
Se ha transformado en algo difícil de soportar, sin su cielo azul y su sonrisa inocente.
Las calles le esperan para que acabe con su vida de una vez, entre barricadas de basura.
Ha aprendido algo que olvida cuando le conviene.
Ha evitado sentir más de lo que podía soportar.
Ha dirigido su vida con el hilo de una cometa que tira hacia el horizonte,
pintado en una pared del mundo.
Donde nunca subía más allá de los primeros pisos.
Donde se mecen los cuerpos entre imágenes y electrónica.
Su voz temblaba como si asumiera culpa
Sobre algo que no sabe lo que es, pero es terrible.
Como suelen ser las heridas cuando no se les atiende.
Entre sangre y hueso desnudo.
Empeñado en mostrar de qué estamos hechos.
Y aún así tomaba las precauciones
que se adoptan en las grandes catástrofes.
Las escaleras que bajan al refugio del amor muerto
estaban llenas de gente desesperada
por coger los mejores sitios para guarecerse
de la certeza de no amar más.