Los juegos se acabaron y las piezas han muerto
sobre un tablero pintado con sangre.
Las llamadas al orden fueron desobedecidas
por hijos sin madre.
Los supervivientes se organizaron como animales
necesitados de otros animales.
Si alguien se acordaba de quien había sido
lo olvidaría en poco tiempo
Para esta situación era preciso no tener nada
desearlo todo y respirar cada día.
No parecía tan complicado mientras durara
la paz de juguete para niños malos.
Los cuerpos se juntaron cosidos por las ideas
y sólo pasaba el frío muy intenso.
Había una extraña sonrisa en la luna, ríe por todo
y más ahora que estaba todo claro.
Había que elegir; entre la miseria o la pasividad
esa era la partida.
Y decidieron ser animales para no sufrir como hombres
conscientes de su muerte.
Siempre se salva alguien, la extinción sólo llega
por propia decisión.
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