La poesía no cambia nada
como mucho te refleja
o te sumerge
o te quita o añade años
o te arrasa los ojos
o te derrama verdades sulfúricas
o te esparce keroseno
o te clava a una frase
o te lanza una pedrada
o te rebautiza
o te viola a la vuelta de un párrafo
o te fabrica enormidades
o te lleva de la mano
y te muestra la caída
pero ni siquiera te hace sangrar
ni tampoco cambia nada.
Por lo tanto
no le hagas demasiado caso
ni la vistas con ropa vieja
o demasiado moderna.
Trátala lo justo
no caigas en el error de creer
que merodearla
significa ser poeta.
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