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viernes, 29 de junio de 2012

CARTA A LA SEÑORA MERKEL. (O nuestra Señora de los Mercados)






Rescatadora señora Merkel.
Quiero empezar esta carta presentando mis disculpas. Soy un trabajador español, de España, ese país que siempre tiene sol y deportistas, y anda la gente alegre sólo con ver a un amigo, al cual siempre hay algo que contar. Ese país donde no se piensa demasiado en el futuro, y quien lo hace es para robar a los que no piensan en el futuro y confían que todo aquel que tiene figura humana es un ser humano.
Ese lugar donde se ha pasado del seiscientos al todoterreno, del botijo al agua embotellada del grifo, de la ducha quincenal al SPA, del abanico al aire acondicionado, de perder en cuartos a ganarlo todo. En eso sí somos buenos, como los alumnos mediocres; aprobados en deporte y religión.
Soy de España, un lugar donde se inventó el autogiro, la fregona, el chupa chup y el garrote vil.

También nació Cervantes, Calderón, Cajal, y Miguel Servet y Buñuel, Picasso, Dalí, Berlanga,  Fernando fernán Gómez... Santiago Grisolía, Barbacid, Chiquito de la calzada...
Pues eso, de ahí.

Tras mis disculpas, una aclaración: no crea que todos los españoles son como los presidentes del gobierno. Los presidentes del gobierno que tenemos suelen ser una consecuencia del temor al contrario. Sí, si. al contrario. Es que aquí compartimos territorio, pero nos creemos muy diferentes, y los políticos sacan partido de lo que sea. Y es que nos gusta mucho el teatro, y el drama, pero el de la televisión, lo de los libros son para los extranjeros que nos estudian y nos tienen muy "calaos".
Nos sobran políticos. No podemos mantenerlos. Se han convertido en grandes empresas de inútiles que inundan de conceptos democráticos sus discursos. Pretenden perpetuarse hasta la extenuación. Saquear y retirarse dejando una liendre que eclosionará, para garantizar la incompetencia.

Señora Merkel. Nuestro presidente le pide dinero y se va al fútbol porque le importa un carajo la democracia. Los ciudadanos no importamos, sólo aquellos que son como ellos. Aquellos que sin escrúpulos ni conceptos humanos desarrollados, practican la intolerancia aferrándose a sus dogmas de fe, viciados por una maraña de creencias ancestrales, malinterpretadas, o interpretadas torticeramente.
Exprimen a la mentira en su licuadora dialéctica hasta que el líquido lixiviado que sale, lo presentan como una verdad, que por otra parte, cambia como un holograma, y quien escucha, lee y piensa, cree que está ante un escenario desquiciante donde los políticos escenifican una parodia continua que lleva al desconcierto general.

Estamos tan desconcertados como usted, señora Merkel. Revise a quien le pide el dinero si cumple su Carta Magna, si cumple sus promesas en campaña, si de vez en cuando reconoce sus errores y no los presenta como inevitabilidad de las circunstancias. Si tiene un ápice de honestidad y sobre todo, si aprecia a su pueblo y es capaz de reconocerlo como algo cercano y no como una estadística.
Señora Merkel. Las mentiras del pueblo no son tan graves y cínicas como las de ese señor que ha llegado a la presidencia con votos desesperados por trabajar. No tenemos muchas opciones porque aquí no se cerró el asunto de 1936. Tampoco sabemos como hacerlo, y somos un pueblo que discute mal, haciendo daño, con la única intención de querer tener razón.

Hace mucho tiempo que se habla de Europa, pero la gente tiene lio ¿sabe?. No acaba de entender porqué Inglaterra está fuera del euro, así como otros países de la unión. La gente sospecha que es una unión de un mercado interesado de piratas europeos, donde el sistema financiero repartía ron para saquear los estados.
¿Hacia qué cosa quiere ir Europa señora Merkel?. ¿Acabaremos gobernados por usted?. ¿Subirán los impuestos a coste europeo y los salarios a precio asiático?. ¿Qué quiere hacer con nosotros, los pobres de la Europa periférica y soleada?, incapaces de aplicar el Calvinismo, la ortodoxia Luterana, el Protestantimo individual y práctico?. ¿Cómo separamos a la iglesia del estado?. ¿Por qué no le dice al presidente de Iberlandia que tiene que invertir en investigación, en tecnología en aplicaciones de valor añadido, en ciencia, en crear empresas capaces de competir por calidad e innovación de producto, entre otros mercados, con el suyo, y dejar de expoliar el patrimonio medioambiental, social y ético?.


Este señor proviene del resentimiento de tener que aguantar a las generaciones de los vencidos, pobres parias de la tierra, con los mismos derechos en teoría que él y los suyos. Dice que lo que le preocupa es el trabajo, sí, pero el suyo y el de los que le apoyan, financian y jalean, como corte de palmeros que animan en el tablao del congreso. Políticos con escasas dotes pero con mucha osadía, siempre proporcional a la ignorancia. Políticos-familiares, medradores profesionales, felones y traidores propios de una España rancia, hipócrita y encerrada en la endogamia, el nepotismo y la subordinación al mito. Pero sobre todo; inútiles de carrera, con nula vocación de servicio público, ése que denostan pero a través del cual han llegado a ocupar cargo y manutención.

Señora Merkel. Europa no puede ser un mercado únicamente, de eso se ha dado cuenta, pero no nos haga un campo de concentración confinándonos con estos siervos del desastre; deshumanizados y sin medida de la condición humana, salvo cuando lo humano está a medida de lo que ellos creen o desean.
Los trabajadores somos un coste. Lo público un cáncer económico, los ciudadanos unos pobres donnadies que no tienen donde caerse muertos. Y para eso, para caerse muertos, se está diseñando la "solución final".

Le puedo asegurar que tenemos otros políticos, pero si no tienen padrino o no son muy hijoputas: (término que define a la maldad en grado extremo, donde la madre, si quiere a su hijo tal y como es, cobra significado), no prosperan y lo que es peor: el pueblo no les cree. Porque el pueblo, señora Merkel es variable, influenciable, y aunque se ha avanzado en educación, queda mucho por hacer en cuanto a cultura. Aún así, el pueblo no se suicida porque tiene esperanza.

El pueblo se sigue enamorando de este territorio a veces cruel y enigmático. El pueblo tiene sueños a la altura de la irrealidad. El pueblo duerme abrazado a un paisaje. El pueblo se desangra pero alguien es capaz de donar su sangre. El pueblo se habla, se lamenta y se entiende. El pueblo se reconoce en una estrofa, en un orgasmo, en un funeral. El pueblo se seduce en la calle y se sabe de memoria los mantras del amor. El pueblo parece doméstico pero no hay nada que no pueda ocurrir a más de 40 grados de temperatura. El pueblo se siente gaseosa y el profesor Bacterio quiere obtener la fórmula de vivir a costa de los demás. El pueblo tiene clavado en el lomo, las banderillas lanzadas a escondidas, donde la punta tiene un detonante con bomba de racimo. El pueblo salió hace un año, tan solo para dejarse ver, para manifestar que existe, que no creen a los que juegan a condenar en cómodos plazos. El pueblo señora Merkel, puede ser letal, tan solo tiene que reconocer y convencerse de quién es el enemigo real. Y lo está mirando, lo está observando; el padre de familia desahuciado, el parado de larga duración, el minero enterrado en vida. el maestro denostado, el enfermo crónico, el estudiante responsable, el niño que toma conciencia de su realidad y empieza a conocer al mundo de verdad. El que día a día se convence que no tiene nada que perder.

No nos compare con nuestros dirigentes señora Merkel. Los ciudadanos soportamos esta dictadura cada cuatro años y hacemos ver que es una democracia. Y es que a imaginación no nos gana nadie.
Señora Merkel; somos víctimas de la avaricia, de la arrogancia, de la prepotencia, de la mentira, de la especulación y el engaño, de la deshumanización, de la desfachatez, de la ignominia, del mal gusto y del fascismo disfrazado de democracia.
Cada cuatro años votamos a una dictadura, la dictadura de los sinvergüenzas. Siempre hay excepciones, pero ya le digo, aquí a quien tiene valor cuesta creerle, por eso en ocasiones lo exportamos a otros países y aquí le hacemos un museo con dinero público, es decir; para ganancia privada.

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Si señor.
La dictadura de los sinvergüenzas.
Esta carta deberían leerla todos los habitantes de este país.

Saludos.