PIRÓMANO
Pienso quemar la
delegación de hacienda con gasolina,
seguramente, alguien
aplaudiría.
Y si todo iba bien
quemar un cuartel, un templo, la alcaldía.
Quemar el edificio de
Telefónica y la delegación de Endesa, (más aplausos),
seguir quemando la Diputación
Provincial, el Inaem y el Gobierno Autonómico.
Continuar con la
estación de trenes y el aeropuerto.
Rociar el asfalto con
el surtidor de gasolina urbano, mechero en mano.
Cantar con la lira
mientras la ciudad de mentira, con su decorado, es pasto de las llamas.
Y toda la organización
de emergencia correría a salvar edificios, instalaciones, vidas.
Con sus sirenas
abriendo cremallera en el asfalto.
Acoplarme en un velador
una bebida poderosa como el gas oil (algo más barato)
y quemarme por dentro.
Naturalmente vendrían a
detenerme
y para ellos también
quedarían llamas.
Sólo estoy esperando
encontrar unos ojos
con la chispa adecuada.