Hay quien espera mucho de los sábados,
tiene obsesión con llegar al sábado y olvidar su vida
para vivir:
El ascético gozo de despertar un poco más tarde,
solo
Hacer la limpieza exultante, con un multiusos que desincrusta la suciedad de la semana,
solo.
La magnífica ilusión de pasear para hacer fila y comprar pan congelado,
solo.
Ir de excursión al supermercado y buscar aparcamiento;
lleno, pero solo.
Comer y disfrutar del sonido del tenedor cuando golpea el plato
solo
Ir al baño y no tener prisa y así poder contar los dibujitos de la cortina de la bañera
solo
Navegar por internet y echar alpiste al pajarito de las redes sociales para que no se muera,
solo.
Ver dos películas y una teleserie,
solo
Salir a incendiar la noche y volver quemado
solo.
Concentrarse el domingo para jugar los cinco partidos de la semana
o más.
Y esperar a otro sábado, donde se repita la misma secuencia
hasta que la edad aconseje,
repartir las desilusiones entre los siete días.
tiene obsesión con llegar al sábado y olvidar su vida
para vivir:
El ascético gozo de despertar un poco más tarde,
solo
Hacer la limpieza exultante, con un multiusos que desincrusta la suciedad de la semana,
solo.
La magnífica ilusión de pasear para hacer fila y comprar pan congelado,
solo.
Ir de excursión al supermercado y buscar aparcamiento;
lleno, pero solo.
Comer y disfrutar del sonido del tenedor cuando golpea el plato
solo
Ir al baño y no tener prisa y así poder contar los dibujitos de la cortina de la bañera
solo
Navegar por internet y echar alpiste al pajarito de las redes sociales para que no se muera,
solo.
Ver dos películas y una teleserie,
solo
Salir a incendiar la noche y volver quemado
solo.
Concentrarse el domingo para jugar los cinco partidos de la semana
o más.
Y esperar a otro sábado, donde se repita la misma secuencia
hasta que la edad aconseje,
repartir las desilusiones entre los siete días.