Los momentos de acariciar tu pelo
Salieron huyendo como fantasmas sorprendidos.
Las encendidas verdades entre llantos
Se apagaron con los primeros hielos
Llegaron las noches como una red decadente
De monotonía organizada.
Rodeados de ventanas cerradas
Entre moldes de espíritus automáticos
Sucedieron las verdaderas situaciones
que nos ponen ante nuestros miedos y recursos.
Un día valiente, otro mísero, una semana conforme
Otro mes enfermo. Un año ausente y diez sin aliento.
Pensaba citarte entre las cortinas de los recuerdos
Escasos y hambrientos como lobos perseguidos.
Pero me hablas con palabras de diario,
Las que oigo en la calle, en el trabajo,
Y me escondes lo que quiero oír
Aunque me aniquile.
Te has acostumbrado a mí y lo noto
Como una heroína que me envuelve
En un sudario de frío y temblor
Vaciado por dentro, deshecho,
Sin margen de error.
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