Temo los partidos de fútbol
no sé dónde resguardarme
del aluvión de gritos.
No logro aislarme lo suficiente,
todo el día jugando,
todos los días opinando,
sacando conclusiones,
haciendo cálculos de permanencia.
Fichajes,
jugadores,
puntos,
declaraciones.
Reuniones ante la pantalla
con la cabeza inclinada
para ver la jugada
y comentar el pase bueno
el árbitro malo,
la puta madre de alguien.
Y tras el partido del domingo
o sábado
o miércoles
o toda la semana.
Volver a la narración interminable
con la excusa de que es felicidad
lo que se reparte un domingo,
o un sábado,
o un miércoles.
Y los equipos lo han dado todo,
se duchan,
se ponen los cascos musicales
y se montan al autobús.
Como el circo de antaño,
de ciudad en ciudad,
haciendo las delicias
de los niños del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario