pervirtiendo al dolor
seductora maestra
de trazos firmes y procaces
dintel de media sonrisa
que acaba por caer cerrada
en la noche, vieja conocida
que vende amor a bocanadas.
Tratante de esclavos
condenados
aislados en la frontera del suplicio
donde temía que no hubiera nadie
y estábamos todos
ebrios de nosotros.
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