ALERTA NARANJA

42 grados de temperatura

o lo que sea.

42 grados son muchos

y si añadimos el desánimo, el suspense,

la intolerancia y la incertidumbre

son un fuego lento y amargo.

42 grados atenazan la cordura

y la someten a su purificación,

renuevan la espesa capa de lodo

que cubre a las vidas lastradas

por esos errores de cálculo

que trazan la biografía.

Todo yace bajo 42 grados

y el whisky no redime la conciencia

ni la empotra contra un árbol

situado en medio del páramo.

Suena una campana, todavía,

y luces de coral surcan un cielo viejo

donde orinan los ángeles obligados por su dios

sobre mortales duendes enajenados.

42 grados de un ardor creciente

donde permanecen tejidos los órganos al cuerpo,

en la trama que penetra hasta la médula del ser humano

o lo que sea.

Alerta naranja, riesgo de incendio;

y nosotros tan fríos por dentro.