TABLÓN DE ANUNCIOS

Nos comunicamos a distancia para no vernos, el tablón de anuncios  muestra su oferta: "Mirad lo que he hecho hoy", "mirad lo que no he hecho", "mirad el mundo que me rodea", "esto me interesa", "busco ojos que quieran saber de mí", "estoy solo y rodeado de archivos coloreados y mensajes vacíos".

Dará pena marcharse de este mundo cada vez más virtual. En el nicho siempre se secan las flores hasta que el bazar oriental muestra unas de colores vivos y sintonías para volverse loco. Loco después de muerto, perseguido por la locura colectiva que te abraza en su falsa compañía.

Seres de aire y fantasía que os lanzáis a 120km sobre un motor oculto por la tapicería, el reproductor musical, vuestra imaginación futura de lo que haréis diez kilómetros más allá, dominando la velocidad de un posible ataúd. El paisaje ya no es paisaje, sobra a la vista, es mejor no verlo. La velocidad sólo muestra líneas sobre el suelo, los márgenes son para los pastores y las flores secas del desierto.

Muéstrame el día de hoy, estoy dispuesto a consumir tu actividad y contrastarla con mi sentido de la vida. El tablón de anuncios sigue abierto las 24h: "Hombre formal busca gente para compartir su soledad". "Chica triste busca un trabajo en Carrefur". "Vendo un piso antes de que me echen de él". "Soy un jarrón chino en la estantería, y estoy junto a la máscara de halloween, unos tornillos de casi metal y un portal de belén con luces de colores y seis simonías de villancicos".

Aparece en mi monitor de tablón de anuncios, te leeré como quien recoge del suelo una octavilla pisada, muy similar a otras tantas. Quizás nos estemos preparando para conocer el mundo a través de la pantalla. Quien no pueda verla podrá seguir siendo como antes, ¿como antes de qué?, como antes de nada que se recuerde con nitidez.

Me llega el mundo y avanza mi día, como una sombra que enmudece a los pájaros y oculta el resplandor de las hojas. El plan para mañana es que pase el tiempo de hoy y me libre de caer en la enfermedad de su exactitud.