Los sábados por la mañana
despierto en otro calendario,
creo ser dueño del tiempo
y me refugio en el silencio.
Los sábados se filtran por las rendijas
y reducen la inflamación de la semana,
despertar como quien ama todavía
las cosas que no corresponden a la edad.
Los sábados avanzan
y dejan un rastro de respiraciones:
profundas en soledad
agitadas en compañía.
Los sábados hay más tiempo:
para ir al baño,
pasear por la casa,
preparar una taza,
escuchar la gota del grifo,
seguir atrapado en el último momento de ayer.
A partir de cierta hora
enciendo interruptores
y empiezo a parecerme
al del lunes a viernes.
despierto en otro calendario,
creo ser dueño del tiempo
y me refugio en el silencio.
Los sábados se filtran por las rendijas
y reducen la inflamación de la semana,
despertar como quien ama todavía
las cosas que no corresponden a la edad.
Los sábados avanzan
y dejan un rastro de respiraciones:
profundas en soledad
agitadas en compañía.
Los sábados hay más tiempo:
para ir al baño,
pasear por la casa,
preparar una taza,
escuchar la gota del grifo,
seguir atrapado en el último momento de ayer.
A partir de cierta hora
enciendo interruptores
y empiezo a parecerme
al del lunes a viernes.
4 comentarios:
De lunes a viernes somos la sombra de lo que quisimos ser.
Salvo en el calendario de la miseria, donde no hay diferencia en el fin de semana.
Es un poema estupendo, Sterki. Me gusta mucho.
"despertar como quien ama todavía
las cosas que no corresponden a la edad"...
eso me pasa a mí en mi calendario de lunes a domingo.
Un abrazo de sábado
Muchas gracias María, eres muy generosa.
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