De alguna manera estaba seguro de que iba a pasar lo que ocurrió, no me resultó nuevo, es más, imaginaba mucho más...
Imaginaba como John Lennon bajaba desde la puerta de Alcalá y se iban apagando las luces de los furgones policiales, la gente se iba callando, y una suave m
Imaginaba que el antiguo alcalde de Madrid: Enrique Tierno Galván, subía al escenario destinado a los periodistas para que no perdieran tomas, y aferrado a un micrófono pronunciaba las palabras dirigidas especialmente a los jóvenes:”No os preocupéis, yo sigo aquí”.
Imaginaba que algún diputado, uno solo, tenía el valor de bajar por la calle, apartar a las filas de policías, hacía un hueco en el muro de vallas y pedía perdón al mar de gente que sólo reclamaba sinceridad y dignidad.
Imaginaba que Neptuno llevaba un tridente y lo lanzaba contra el congreso, haciendo saltar por los aires los papeles de los discursos llenos de humo y falsedad, y que la señora Democracia con sus 34 años dejaba de ser una esclava al servicio del poder.
Imaginaba que la calle era un momento de vida en medio de una anestesia prolongada.
Ya digo, imaginaba todo eso y más, y quise estar allí porque era el escenario donde podía ocurrir. Quise vivir el tiempo que tengo asignado del modo que mejor dicta mi espíritu y mi conciencia; eso te une o te separa de las personas, en todo caso, te define