Llegaste con una maleta casi vacía
y volviste a llamar a mi puerta
cerrada para todas las alegrías
y los fuegos artificiales.
No parecías tú
habías aprendido tanto de la mentira.
Sobre la mesa los vasos sucios,
las horas muertas de frío,
círculos de aire suspendidos,
restos de comida
Llamaste con tus desgracias
acumuladas lejos de la luz.
Cuando te abandonan las ilusiones
siempre recuerdas mi dirección,
maldita memoria que nos une al destino.
Las piedras lanzadas a tu tejado
cayeron en el mío.
Mi misión es esperarte y ofrecerte una bebida caliente
mientras ordeno tu equipaje.
1 comentario:
Cuando se regresa es por algo.
A veces somos refugio y oasis.
Besos, Sterki.
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